El arte de la música mexicana a través de la historia

La música mexicana es una de las expresiones más importantes y genuinas del continente americano. Y es que tantos años de conquistas, guerras y revoluciones han permitido que la misma haga un relato histórico de este tipo de acontecimientos. Por eso se dice que la música es una forma de expresar el sentir del pueblo.

Para entender mejor el desarrollo de la música tradicional mexicana, vamos a hacer un viaje; nuestro recorrido inicia en la época prehispánica, pasa por el Virreinato o periodo colonial, el México independiente, la Revolución Mexicana y llega hasta el origen de los mariachis.

La música mexicana en la época prehispánica

Los primeros antecedentes de la música mexicana se remontan a los pueblos indígenas. Las civilizaciones prehispánicas, como la azteca, y la maya, siempre vieron la música como una forma de expresar sus emociones. Así que la música estuvo presente en ceremonias religiosas, festejos, guerras y juegos.

La importancia de esta arte en nuestras culturas originarias se refleja en la creación de colegios de música como los desarrollados por los aztecas: Mixcoacalli (“Casa de serpiente de nubes”) y Cuicacalli (“Casa del canto”).

·       Mixcoacalli (“Casa de serpiente de nubes”)

Estaba dedicado a la enseñanza de instrumentos musicales. Esta civilización fabricaba instrumentos de precisión con barro y madera, algunos de percusión con caparazones de tortugas y también emplearon caracoles para la creación de silbatos y flautas. Estas últimas eran tocadas tanto en celebraciones musicales como para atraer animales y cazarlos para su consumo.

·       Cuicacalli (”Casa del canto”)

Era un centro educativo que enseñaba canto con el objetivo de alabar a los dioses. Este tipo de arte era enseñado por los tlapizcatzin, grupo de sacerdotes que enseñaban canto y marcaban el ritmo.

Podemos ver que en todos los rituales siempre estuvieron presentes la música y el canto. El ritmo se llevaba con tambores y las melodías tenían cinco sonidos. Desafortunadamente, no hay registros escritos de la música prehispánica, solo referencias arqueológicas e icnográficas.

Época colonial

En el Virreinato, o etapa colonial, hubo mucha influencia de la música europea, pero aprender estos estilos musicales solo estaba al alcance de una pequeña parte de la población. En cambio, comunidades rurales y la población más pobre siguió utilizando instrumentos de origen prehispánico.

La combinación de los instrumentos prehispánicos con instrumentos de origen europeo se denominó sonecitos del pueblo. En este estilo de música se combinaron, de manera auténtica, los instrumentos españoles con los autóctonos.

A través de la música mexicana, los gobernantes quisieron establecer los cimientos de una sociedad desarrollada. En ese sentido, se fomentó la enseñanza de la música clásica europea para crear una sociedad de primer nivel. En las celebraciones cívicas y religiosas, la música siguió presente como parte de la idiosincrasia mexicana.

Por otra parte, en las zonas pobres se desarrolló un movimiento donde tocaban sones, huapangos y valses. En sectores sociales más altos de la sociedad, la música clásica mostraba ciertas variaciones: letras con contexto social que mostraban la realidad cultural del México de los siglos XVIII y XIX.

Periodo independiente

La música europea se siguió enseñando en las escuelas, pero estaba a cargo de representantes de la Iglesia. Esto cambió en 1825 con José Mariano Elízaga, quien estableció un espacio para enseñar música fuera de los templos.

En 1838, Joaquín Caballero y Joaquín Beristáin fundaron una asociación filarmónica. Posteriormente, para 1866, se fundó el Conservatorio de Música de la Sociedad Filarmónica Mexicana, que se convirtió en la institución musical profesional más importante del país.

La aparición de ilustres músicos mexicanos fomentó el desarrollo musical. Es el caso de Julio Ituarte (1845-1905), quien tomó distintas expresiones musicales de varias zonas del país y construyó una pieza con su piano: la obra Ecos de México. Lo relevante de este tema es que, en esencia, transmite la identidad musical mexicana que se estaba forjando a finales del siglo XIX.

La música en las celebraciones

La música forma parte de nuestra esencia. Por tal razón, ha estado presente en cualquier festejo, ya sea por motivos religiosos o fechas patrias. En eventos religiosos, como la celebración del santo patrono de un pueblo, había eventos musicales tales como:

  • Alabanzas al santo patrono
  • Eventos de música instrumental

Los eventos festivos en México también incluían ciertas actividades culturales, como funciones de teatro y de ópera, desfiles, corridas de toros y carreras de caballos.

Independientemente del sitio y tipo de celebración, la música no faltaba, ya que era imprescindible en la cultura del mexicano. Por tal motivo, géneros como marchas, valses e himnos se asumieron como propios, formando parte del individuo.

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La Revolución Mexicana

En 1910 inició la Revolución Mexicana. Caudillos como Emiliano Zapata y Francisco Villa participaron en este movimiento como líderes de las clases marginadas y, por ello, han sido homenajeados en un sinfín de canciones populares.

En esta época se popularizaron los corridos. Estos se consideran una forma de narrativa recitada o cantada que se puede expresar en versos, coplas, baladas y poemas. Las fuerzas revolucionarias cantaban los corridos como una manera de darse ánimos ante tiempos difíciles en combate. Además, también era un método para intimidar a los oponentes.

Entre los aportes más destacados a la música mexicana en este periodo, encontramos las siguientes canciones y corridos:

  • “La Adelita”, de Antonio del Río Armenta.
  • “La marcha de Zacatecas”, de Genaro Godina.
  • “La Cucaracha”, muy cantada por las tropas de Francisco Villa.
  • “Jesusita en Chihuahua”, de Quirino Mendoza y Cortés.

El corrido “La Adelita” fue escrito en honor a Adela Velarde Pérez. Velarde fue la enfermera que salvó la vida de Antonio del Río Armenta, sargento de las tropas de Pancho Villa,  escribió el corrido como símbolo de su amor y agradecimiento por no dejarlo morir.

Los mariachis

No existe nada más representativo para la música mexicana que la figura del mariachi. El mariachi es originario de Jalisco y su nombre se debe a la traducción de la palabra boda en francés, marriage. Y es que los franceses contrataban grupos musicales para amenizar sus bodas.

Al principio, los mariachis eran un conjunto musical de origen indígena. El traje de charro no fue adoptado por ellos de inicio, ya que solo los ricos ganaderos utilizaban esa indumentaria. Posteriormente, el mariachi adoptó el traje de charro (chaquetilla bordada, pantalones estrechos y sombreros de ala ancha) como propio.

El auge del cine mexicano aportó mucho a la imagen internacional del mariachi. Películas de actores-cantantes como Jorge Negrete, Tito Guízar, Javier Solís y Pedro Infante dieron a conocer al mariachi en todo el mundo.

En 2011 la UNESCO declaró al mariachi como integrante de La Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Conclusión

La historia de la música mexicana es muy rica. Desde la época de nuestros antepasados hasta estos días hay una evolución gigantesca. La música es la representación de los pueblos; sin embargo, la globalización ha hecho que adoptemos modelos culturales extranjeros a nuestra cultura. Esto no es negativo, siempre y cuando defendamos lo que nos ha hecho únicos.

Entender de dónde venimos, nos dará un bosquejo sobre a dónde queremos ir. Tenemos un país que lo tiene todo y cuya diversidad cultural es envidiada por muchos en el mundo.